Lo macro y lo micro, dos cosas que, en el fútbol y en la vida, la gente suele entender mal. Ponen la prisa en lo macro: quieren todo rápido y ahora, y la paciencia en lo micro: no ejecutan el día a día y se conforman con aplazar las cosas. En cambio, la prisa debería estar en lo micro: trabajo rápido y duro día a día, y paciencia en lo global. Por suerte para los aficionados del Castellón, el club está siendo dirigido por personas que hacen esto último.
El micro
La derrota del Castellón por 1-2 ante el colista Calahorra fue inesperada y exasperante. Una oportunidad perdida para recortar distancias con el líder, el Eldense, que perdió ante el Amorebieta, y una situación en la que una derrota más podría sacar a los albinegros de los puestos de playoff. Después de ganar su primer partido en mucho tiempo a domicilio contra el Logroñés, la dinámica vuelve a romperse y el equipo necesita levantarse y volver a salir.
El macro
Cuando el Castellón alcanzó los 50 puntos el año pasado, quedaban dos partidos. Acabaron la temporada en 13ª posición, perdiendo 5-0 contra el Barcelona B y 3-1 contra el Cornellà en los dos últimos partidos de la temporada. Este año, han alcanzado esa marca a falta de ocho partidos por disputar.
En comparación con el verano pasado, el club tiene ahora: un campo de entrenamiento, una plantilla completa, patrocinadores comprometidos, un plan a seis años, estabilidad financiera, vuelos a partidos de larga distancia fuera de casa, un jefe de contratación, un jefe de venta de entradas, múltiples analistas y probablemente me estoy olvidando de cosas.
Desde que Bob Voulgaris se hizo cargo del club, el macro nunca ha sido malo, ha sido excelente. De hecho, ha ido mejorando. El micro, en cambio, ha variado claramente. Rachas ganadoras, rachas perdedoras, fuertes en casa, débiles fuera. Actualmente estamos en el punto más bajo de la era Rudé, y ya veremos a dónde nos lleva. Hay tres factores, desde mi punto de vista, que han contribuido a los problemas en el micro.
1. Implementación del fútbol posicional
El fútbol posicional es a lo que aspiran muchos de los mejores clubes del mundo, y está claro que también es el objetivo de Albert Rudé. Y aunque el resultado final suele ser un suntuoso fútbol de ataque, el proceso para llegar a él no suele ser fácil; en realidad, suele ser un proceso de varios años.
Ya sean los primeros problemas de Mikel Arteta en el Arsenal o los de Graham Potter en el Chelsea, es fácil encontrar ejemplos de problemas de implementación, incluso en las plantillas de más alto nivel del mundo. A menudo no es algo a lo que los jugadores estén acostumbrados o tengan mucha experiencia, pero una vez que lo entienden, lo consiguen. El Brighton sustituyó a Potter por De Zerbi, un técnico de corte similar, y logró una continuidad perfecta. El reto, sin duda, es construir y desarrollar una plantilla que se sienta cómoda con las ideas y que pueda ejecutarlas sobre el terreno de juego. Arteta tuvo tiempo para hacerlo, Potter no tanto.
Si es difícil en la Premier League, al descender unas divisiones hasta el CD Castellón, Albert Rudé tiene mucho trabajo por delante, aunque cuente con el apoyo de uno de los equipos más profesionales de la Primera RFEF. Cuando se tomó la decisión de destituir a Rubén Torrecilla en diciembre, también se hizo para quitarse la venda de encima y empezar a implementar en serio la filosofía a largo plazo.
Llevará tiempo, y aunque en el micro habrá momentos difíciles, todo el mundo en la parte deportiva del club está convencido de que es el camino a seguir a largo plazo. Nunca se ha hecho a este nivel en la forma en que lo están haciendo, tendremos que ver si se convierte en una costumbre para los jugadores, ya sea esta temporada o la siguiente.
2. Lesiones
El Castellón fichó a cinco jugadores en enero. Adri Fuentes ha jugado el 32% de los minutos de los que ha dispuesto. De Miguel, el 20%. Roland Baas, el 38%. Borja Granero, 59%. Isra Suero, 70%. Este último es el único jugador que siempre ha estado disponible para la convocatoria, entre lesiones, problemas de forma y de disponibilidad. Y eso por no hablar de Javi Antón, que acaba de ser baja por un problema de rodilla tras perderse ya un par de partidos.
Ya sea por muy mala suerte o por una mejora que el club necesita hacer a nivel fisio/médico, es difícil sacar algún beneficio de los fichajes cuando tienen números de disponibilidad como los de arriba.
3. Preguntas para Rudé
Es difícil criticar desde fuera, sin tener acceso a toda la información de que dispone el cuerpo técnico. Puede que haya respuestas perfectamente válidas a estas preguntas, pero estas son las cosas que no puedo entender desde fuera, y las que no he oído preguntar en las entrevistas/conferencias de prensa de las últimas semanas.
¿Sigue Castellón haciendo lo de posicional?/¿Cuál es el papel de David Cubillas?
Hasta el partido contra el Gimnàstic, David Cubillas había jugado el 3% de los minutos disponibles. En los últimos tres partidos, ha sido titular en todos ellos y ha jugado el 65% de los minutos disponibles. ¿Por qué este cambio tan drástico y, sobre todo, por qué hacerlo contra el Nastic?
Hablemos un segundo del perfil del capitán del Castellón: físico, fuerte en el juego aéreo, buena salida de balón en los despejes y en la retención del balón. Un auténtico numero nueve, mucho menos centrado en el aspecto técnico y más facilitador que goleador.
El Castellón jugó consecutivamente fuera de casa en dos de los peores campos de la división, contra el Intercity y el Amorebieta. Perdió los dos partidos y Cubillas jugó un minuto de 180. De todas las condiciones en las que el número nueve podría haber destacado, tengo que creer que sería en campos en los que jugar con los pies era imposible. La decisión de incluirlo de repente en el equipo en el campo de Castalia, parecido a Wimbledon, es confusa, pero podría indicar un cambio (temporal) de la filosofía posicional que tanto defiende Rudé.
Será fascinante ver qué ocurre con el regreso de De Miguel, una opción igualmente alta pero más técnica. Ya estuvo en el banquillo ante el Calahorra, y lógicamente debería volver a la titularidad en algún momento, presumiblemente en detrimento de Cubillas.
Como último punto, siempre me han confundido los que abrazan el fútbol técnico posicional, pero también dan un gran valor a las jugadas a balón parado. Puede que sea posible hacer ambas cosas excepcionalmente bien, pero parece que lo que te da ventaja en un área te la quita en la otra. Jugar con alguien como Cubillas supone una amenaza mucho mayor a balón parado, pero implica una forma diferente de jugar en campo abierto. Por el contrario, jugar con alguien como Fabricio/Suero como delantero principal daría mucho más dinamismo, flexibilidad táctica y opciones en transición, pero restaría presencia aérea en el área para las jugadas a balón parado. En el partido contra el Calahorra, dado que el rival no era excesivamente físico y jugaba en condiciones favorables, la titularidad de Cubillas volvió a plantearme algunas dudas.
¿Cómo mejora el Castellón su compostura defensiva, especialmente cuando se le presiona? ¿O simplemente mejora sus despejes en general?
Un tema común en la forma en que los rivales han jugado contra el Castellón en las últimas semanas ha sido el uso de la presión (alta), que ha dado sistemáticamente muchos problemas a los albinegros. Esto se refiere tanto a la capacidad de tomar las decisiones correctas bajo presión, como a la de encontrar buenos despejes que permitan al equipo avanzar por el campo y ocupar territorio. Aquí hay un par de ejemplos del partido de Calahorra, aunque problemas similares han sido visibles constantemente durante gran parte de la temporada.
Ejemplo 1: El pase equivocado
En el ejemplo de arriba, en busca de verticalidad, el pase se juega directamente hacia delante, ante la presión del Calahorra. En este caso habría sido preferible un pase a la banda, al lateral, y dar al Castellón espacio adicional, potencialmente para avanzar por la banda. En cambio, el balón se pierde y el Castellón concede un tiro libre en su propio campo.
Ejemplo 2: Malos despejes
En este caso, es mucho más difícil para el Castellón que en el ejemplo anterior. El Calahorra hace un gran trabajo restringiendo las opciones. El delantero se acerca para cortar la opción de volver al portero, y el pase al lateral también es cubierto por otro jugador. La decisión de ir en largo es la correcta, pero se despeja hacia el centro del campo, donde los centrocampistas del Calahorra hacen un buen trabajo creando una situación de dos contra uno sobre el destinatario. Ganan el balón en el centro del campo, en lugar de en su propio territorio. Hubiera sido preferible despejar el balón al espacio por la banda, donde había una situación de uno contra uno con De León. No necesariamente en términos de mantener el balón, sino en términos de ser capaces de ganar territorio y presionar hacia adelante. Al final, el Castellón recupera el balón en el centro del campo por un error de Calahorra, pero el problema del despeje inicial persiste.
Pero hay que reconocer...
No puedo criticar la incapacidad para lidiar con el pressing sin mencionar que el gol de la victoria del Castellón contra el Logroñés fue consecuencia directa de que los albinegros se aprovecharan del mal pressing y de que el equipo riojano jugara con una línea tan alta. Así que, en ese sentido, si el Castellón puede encontrar una manera consistente de lidiar bien con él y castigar a los equipos que intentan jugar de esa manera, debería disuadir a los demás de intentarlo.
¿Volver al 4-4-2?
Podría decirse que la última vez que Rudé empezó con dos delanteros fue en la victoria por 2-0 contra el Eldense en febrero, con De Miguel y Adri Fuentes jugando más centrados, y Raúl Sánchez y Suero en las bandas. En la práctica, se trataba de un 4-4-2 muy flexible, ya que De Miguel a menudo se retrasaba un poco más, Suero jugaba por dentro y había cambios de posición relativamente frecuentes. Dado el éxito de ese sistema, quizás sería bueno volver a él, en función de la disponibilidad de los jugadores. A pesar de todos los cambios en el once inicial, la formación se ha mantenido constante en los últimos partidos.
Un dúo delantero De Miguel/Cubillas-De León me parece intrigante, sobre todo teniendo en cuenta que el puertorriqueño ha demostrado que puede rematar bien y aprovechar las ocasiones. Incluso en la derrota contra el Calahorra, De León fue posiblemente el mejor jugador del Castellón, con su dinamismo y sus constantes movimientos. Si a eso le sumamos un “target man”, el Castellón tendría muchas opciones de jugar en largo o de irse por las bandas y desestabilizar horizontalmente al rival para crear una sobrecarga (como ya ha hecho el equipo muchas veces esta temporada con éxito).
Quedan siete partidos por jugar, siete finales. Cuatro fuera, tres en casa. Tres contra rivales directos por los cinco primeros puestos (Barça B, Real Murcia y Real Sociedad B). El micro, como se ha detallado, es exigente y difícil. Sin embargo, 21 puntos están sobre la mesa, y el objetivo ahora tiene que ser ir a por los 21. Ya no hay lugar para un juego conservador.
Aunque los cánticos de "Rudé vete ya" resonaban por Castalia tras el partido del sábado, el catalán se queda, y tendrá la oportunidad de resolver las cosas. Quedarse completamente fuera de los playoffs sería desastroso teniendo en cuenta dónde estaba el equipo en noviembre, pero las perspectivas son importantes. Tal vez habría menos presión por parte de los aficionados si el inicio de la temporada hubiera sido más lento (a mitad de tabla en Navidades) y el final más fuerte. Está claro que la microdinámica tiene que cambiar pase lo que pase, pero yo diría que la macroperspectiva sigue siendo increíblemente positiva como siempre, y la paciencia, especialmente en este caso, se verá recompensada.